jueves, 27 de marzo de 2014

Madeleines de despedida


Dentro de dos semanas volveré a la bolsa de maestros interinos, y dejaré de trabajar en uno de los  mejores colegios en los que he estado. Ha sido una experiencia brutal encontrar a tanta gente dispuesta a escuchar, a colaborar, a aprender y sobre todo a Enseñar.

Me voy triste, porque no voy a ver cada día a mis niños, y sobre todo a mis compañer@s que han pasado a convertirse en amigos, pero también me voy contenta, porque cuando llegué tenía mucho miedo y poca confianza, y ahora estoy convencida de que me espera algo bueno, que no mejor, porque eso sería muy complicado jajajajaja.

En definitiva, no puedo dejar pasar la ocasión de dedicarles este post a todos ellos, las magdalenas ya se las han comido esta mañana, y decirles a Tere, Sara, Carmen, Sandra, Bea, Pilar, María Jesús, Mamen, Juan, Luis, Cristóbal, y sobre todo a mi castora compinche Rocío, que os adoro, y que siempre os llevaré en mi corazón, han sido unos meses alucinantes, menos mal que nos seguiremos viendo, porque creáis HIPOLITODEPENDENCIA.

Gracias.

Y ahora, tras soltar una lagrimilla, voy a la receta, que por supuesto no es mía, la he sacado de webosfritos, y tan sólo he ajustado el tiempo de horneado, ya que si lo hacía igual se achicharraban las pobres, y no es plan.

Tenía muchas ganas de hacerlas, y cuando estuve está Navidad de Toulouse, me compré el molde y como siempre salieron deliciosas a la primera, como todas las recetas de webosfritos, y ayer, cuando las repetí, ...de vicio!!!


INGREDIENTES:

Para 26 madeleines aproximadamente.
  • 150 gr. de harina de repostería tamizada.
  • 125 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente.
  • 125 gr. de azúcar.
  • 2 huevos grandes.
  • 2 cucharadas soperas de leche.
  • 1 cucharada de café de levadura Royal, o similar


PREPARACIÓN:

Precalentamos el horno a 220 grados, con calor arriba y abajo, y ponemos la rejilla de hornear una ranura más abajo de la mitad.

Con la batidora de varillas, la KA, o mi amada TMX, mezcláis el azúcar, la mantequilla y los huevos, a velocidad media baja.

Una vez que esté todo integrado agregamos la leche sin dejar de amasar, y finalmente, la harina tamizada con la cucharada de levadura.

El resultado es una pasta un poco más consistente que la de las magdalenas, de hecho se parece mucho a la de los cupcakes, pero la manera de hornearlas las hace más delicadas y finas.

Para ponerlas en el molde, yo utilizo una manga pastelera, para mí es más cómodo, y tras engrasar las cavidades las lleno de la masa dejando unos tres  milímetros para que crezcan sin salirse.

Las metemos al horno a 220 grados de temperatura unos 4 minutos, y después otros 5 minutos a 180 grados, pero imagino que esto depende del horno. Hay que fijarse en que la Magdalena suba rápido y coja esa forma característica, y después bajar la temperatura para que se dore sin quemarse y se haga por dentro.


Después se pasan a una rejilla y cuando estén frías se decoran con azúcar glasé, o con cobertura de chocolate negro, que para mi gusto es como más ricas están.

El primer día están crujientes por fuera y tiernas por dentro, y según mi esposo, para mojar en el café son mejor que los sobaos (amor de marido hasta arriba de azúcar).




Así que nada, espero que está receta os guste, a mi me encanta, y siempre me recordará a mis chicos de CEIP Hipólito Lobato.

Besitos

B.

3 comentarios:

  1. Ainssssss que me haces llorar ciberneticamenteeeee!!!! Solo puedo decirte que nos vas a hacer mas falta tu a nosotros que al contrario. Abrir esa puerta no será igual ya. Eres uno de esos raros especimenes solucionaproblemas, y eso marca mucho en los que te tenemos cerca... Eres tremenda repostera, magnifica maestra y una GRAN GRAN GRAN PERSONA. Se te quiere Belencita y mucho

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    1. Madre mía, pues vamos a empezar a llorar... Qué bonitas palabras, yo tb te quiero Pilar, eres mi maestra rockera! Mil besos.

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